Una famosa letra de tango asegura que ‘20 años no es nada’ pero 30 sí lo son a juzgar por el trabajo que ha realizado Operación Sonrisa Colombia desde 1994, cuando sus cofundadores Carlos Arturo Vargas y su primo Antonio Vargas decidieron consolidar unos esfuerzos que ya tenían varios años en el país.
Según relató Marcela Tamayo, actual directora ejecutiva de Operación Sonrisa Colombia y nuera de Carlos Arturo, una tragedia familiar –la pérdida de un hijo muy pequeño- motivó a su suegro “a que la vida de ese hijo y la vida de esa familia tuviera un propósito mayor”.
Carlos Arturo –quien falleció en febrero de 2024- “fue empresario, creó una fábrica del sector siderúrgico en un lugar que se llama Boyacá, cerca de Bogotá, a la que se dedicó toda su vida”, relató Marcela.
“Creaba empresas para generar empleo, en fin, pero siempre tuvo un corazón muy dado a tener impacto”. Él “justo murió este año, entonces como que tenemos todo este legado muy reciente”.
Dialogamos con Marcela para conocer más sobre la visión de Arturo, del impacto de Operación Sonrisa Colombia desde su fundación hace 30 años y las ambiciones para el futuro.
¿Cómo comenzó Operación Sonrisa Colombia?
A fines de los años 1980, Carlos Arturo recibió una visita de un primo llegado desde Estados Unidos, que estaba al tanto de su interés por hacer otras cosas y fue la primera persona que le habló de Operation Smile. Le dejó un folleto en su oficina y una idea en su cabeza.
Junto con otro primo. Antonio, decidieron ponerse en contacto para estudiar la posibilidad de realizar un programa quirúrgico en Colombia. Y lo lograron en 1988.
La idea original fue atender a niños con hendidura facial en Boyacá, que era el lugar donde estaba su fábrica, y lo que siempre contaba era que él, que casi vivía en Boyacá, conocía a todo el mundo, desde los operarios y los obreros hasta los administradores, y cuando hicieron la convocatoria de pacientes nunca se imaginaron que hubiera tanta cantidad de niños con hendidura facial, porque realmente en esa época estaban muy escondidos.
Ese primer programa de 1988 marcó un hito en la vida de Carlos Arturo y sus colaboradores. Se dieron cuenta de que la necesidad era muy grande y que no podían depender de que Operation Smile llegara cada cierto tiempo. Empezaron a estudiar qué había que hacer para fundar Operación Sonrisa Colombia.
En diciembre de 1994 pudieron cumplir finalmente su objetivo.
Mi suegro se puso al hombro todo lo que había que hacer, conseguir los voluntarios, montar la casa y él, pues realmente nunca se alejó del tema. Fue parte de la Junta Directiva hasta el último de sus días, hasta que tuvo la capacidad, digamos.
¿En cuanto a ti, la organización ha sido parte de tu vida desde tu adolescencia?
Yo llevo muchos años con mi esposo, entonces conocí Operación Sonrisa desde muy chica y cuando tenía como 17 o 18 años empecé a participar en algunos programas como voluntaria estudiantil junto con él. Mi monografía del colegio fue sobre Operación Sonrisa.
(Marcela es actualmente graduada en Administración de Empresas y su tesis de especialización también fue sobre Operación Sonrisa, ndlr).
Después de trabajar como voluntaria en la recaudación de fondos para la organización durante muchos años, Marcela se unió al equipo local como coordinadora del programa “El Lugar de las Sonrisas” en 2022 y luego se convirtió en directora ejecutiva apenas el año pasado. Con toda tu experiencia. ¿Hay algún paciente que hayas conocido que todavía recuerdes?
Nunca, nunca se me va a olvidar, fuimos a un programa quirúrgico en Cartagena en 2008 y me acuerdo de ya tener la lista completa de pacientes a ser operados y llegó muy tarde un señor. Y los veías muy cansados. Son esas personas que uno no sabe cuán dura ha sido su vida, con un niño que debía tener 8 años y tenía el labio y el paladar hendidos.
Le dijimos que las evaluaciones habían terminado y recuerdo vívidamente la desesperación del padre por tener al menos la oportunidad de que vean a su niño.
Finalmente lograron abrirle un cupo y mientras su hijo estaba en cirugía, el señor me contó que había vendido su casa y que había vendido hasta los animales para poder asegurar el transporte a Cartagena y poder pasar unos días hasta que los atendieran”.
Fue finalmente operado y nunca se me va a olvidar su rostro cuando él lo vio después de la cirugía. Todavía me emociono. Abrazaba a su hijo, y llorando me decía, ‘este no es, este no es’.
¿Qué es lo que más te enorgullece del trabajo de Operación Sonrisa Colombia?
En Colombia tenemos más de 25.000 cirugías, más de 17.000 pacientes registrados y lo que queremos es convertirnos en un referente. Como un faro, eso implica que hagamos acciones necesarias para que este país sepa atender la hendidura facial sin necesidad de que seamos nosotros.
¿Y cómo ves el futuro de la organización?
Queremos soñar en grande y soñamos con una organización que siga atendiendo pacientes, sin duda, pero creo que ya llegó el punto de creerse un poco lo que somos, somos la entidad privada más importante que atiende esta condición.
Entonces nuestro futuro será apuntarle a la educación, será apuntarle la política pública, a la investigación y seguir atendiendo pacientes y seguir abogando por sus derechos.