Uno de los aspectos más gratificantes de nuestro trabajo en Operation Smile es ver lo que sucede con el paso del tiempo cuando se crean oportunidades para un niño o niña. En nuestra serie Efecto Multiplicador, te presentamos a pacientes y voluntarios cuyas experiencias los han llevado a una vida de impacto positivo en sus comunidades y más allá.
Angie nació en La Ceiba, Honduras, con labio y paladar hendidos, algo inesperado tanto para su familia como para los médicos. Su familia buscó ayuda de inmediato, dispuesta a viajar cualquier distancia para encontrar apoyo.
A los 7 años, Angie llegó a Operation Smile. Ya se había sometido a cirugías de labio hendido y paladar hendido, pero nunca había recibido terapia del lenguaje ni seguimiento. Eso cambió con Operation Smile.
El equipo de atención se enfocó en ortodoncia, nutrición, cuidado psicosocial y terapia del lenguaje.
“Podía hablar, pero mi lengua se sentía pesada. No podía pronunciar ciertas palabras, y me costaba mucho rodar la R”.
— ANGIE
Más que una sonrisa
Con el tiempo, la atención integral mejoró no solo su habla, sino también su autoestima. “Ahora puedo sonreír libremente y hablar sin que la gente se pregunte qué estoy tratando de decir”, explicó.
Para Angie, la atención psicológica fue igual de poderosa. “Crecer con esta condición en una comunidad donde es poco común me hizo sentir aislada. Pero Operation Smile me dio las herramientas para hacerlo con confianza”.
También encontró propósito en la dedicación de su familia a ayudar a los demás. “Desde que nací, a mi mamá siempre le ha gustado ser voluntaria y ayudar a los niños”, dijo Angie. Así fue como Operación Sonrisa Honduras descubrió su pasión por el voluntariado e invitó a su madre a unirse al programa Acompañando Sonrisas, una red de voluntarios que apoya a familias con niños que nacen con condiciones de hendidura facial y las conecta con Operation Smile.
No pasó mucho tiempo antes de que Angie también se uniera. “Cada vez que veía a los voluntarios en los programas médicos, sabía que quería ser como ellos. No quería solo esperar sentada; quería ayudar”. Hoy, ella y sus padres son todos voluntarios de Operation Smile.

Encontrando su voz
Angie también es una orgullosa integrante del “Cleft Connect Chat”, una comunidad virtual donde jóvenes con condiciones de hendidura facial y padres de niños con esta condición se apoyan mutuamente. “Ha sido una bendición. Nos reunimos todos los meses, y he hecho muchos amigos”, afirmó con entusiasmo. El programa es dirigido por los Programas Estudiantiles de Operation Smile, que ofrece múltiples formas para que los estudiantes se involucren. El año pasado, asistió a su primera Conferencia Internacional de Liderazgo Estudiantil (ISLC por su sigla en inglés), otra iniciativa de los Programas Estudiantiles, donde obtuvo inspiración y más herramientas de liderazgo para continuar su camino como defensora de pacientes.
Su crecimiento personal encendió en ella el deseo de ayudar a otros, especialmente a los niños que la ven como un ejemplo, tal como lo hacían sus padres. “Los padres me miraban y decían: ‘¿Así podría ser mi hijo algún día?’ Esa esperanza — esa chispa — fue lo que me inspiró a convertirme en voluntaria”.

Un sueño en construcción
Hoy, Angie tiene 22 años y está en su tercer año de medicina en la Universidad Católica de Honduras. Su sueño es convertirse en cirujana maxilofacial.
Alguna vez quiso ser diseñadora de modas. “Sonaba más glamoroso”, dijo entre risas. “Pero cuanto más aprendía sobre mi propia atención médica, más quería entender lo que hacen los médicos. Quería ser parte de ese equipo — el que cambia vidas”.
Quiere ser la doctora que calma los miedos durante los programas médicos, que se toma el tiempo para explicar las cosas de manera reconfortante. “A veces, cuando los pacientes escuchan que necesitarán cirugía, se asustan. Pero saber lo que iba a pasar me ayudó. Quiero hacer eso por alguien más”.

Una voz para los demás
Ser defensora de pacientes, explicó Angie, no se trata solo de compartir tu historia. “Significa ser fuerte. Significa caminar al lado de personas que están pasando por lo que tú pasaste. A veces se sienten solas o avergonzadas. Yo quiero ser la persona que les diga: ‘No estás solo. Yo estuve ahí. Tú puedes con esto. Déjame ayudarte’”.
Recientemente, Angie participó en un panel durante la Comisión sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer, organizado por Operation Smile. Compartió su experiencia como paciente y defensora, explicando cómo el acceso a cirugía y atención integral le dio la oportunidad de convertirse en quien es hoy, e inspiró su decisión de estudiar medicina para continuar ese efecto dominó de impacto positivo en su comunidad.

Mirando hacia el futuro
Al reflexionar sobre su camino, Angie se llena de gratitud: por la atención que le dio confianza, por las personas que la apoyaron y por las experiencias que le dieron propósito. “Si no me hubiera aceptado a mí misma, no habría tenido el valor de contar mi historia ni de estudiar medicina. Mi pasado me formó”.
Para ella, Operation Smile no es solo una organización; es parte de quien es. “Me ayudaron a ganar confianza, a crecer y a soñar. Ahora me toca a mí ayudar a otros a hacer lo mismo”.
¿Y uno de sus sueños?
“Convertirme en cirujana maxilofacial, ser voluntaria de Operation Smile y cambiar las vidas de pacientes, familias y comunidades — mientras creo oportunidades de mentoría y formación para otros pacientes que quieran seguir carreras en la medicina”.