El contacto temprano con los pacientes hace una enorme diferencia en sus vidas y en la de sus familiares. Uno de los tantos ejemplos es lo que vivieron Andrea y Gustavo junto a su pequeño Federico en Paraguay.
Los jóvenes padres nunca olvidarán el impacto que les causó ver a su bebé con labio hendido, el cual no había sido detectado en los ultrasonidos realizados durante el embarazo.
Al menos el profundo sentimiento de amor, mezclado con desesperación y tristeza, duró poco. Nació la esperanza una vez que el médico les informó que era posible una cirugía y que Operación Sonrisa Paraguay podría ayudarles.
Pero en miles de casos en América Latina y alrededor del mundo los padres padecen la incertidumbre y la desinformación durante años. El esfuerzo de los donantes, voluntarios y personal de Operation Smile permite que el acceso al tratamiento sea cada vez mejor.
Andrea y Gustavo también contaron con el apoyo de sus familiares y sus vecinos, algo que muchas veces es negado y las familias sufren acoso y aislamiento de parte de sus comunidades.
Gracias al contacto temprano con Operación Sonrisa Paraguay, Federico llegó a la clínica en Asunción a los dos meses. Recibió apoyo y seguimiento de parte de los voluntarios y su familia fue aconsejada sobre los mejores métodos para mantener una nutrición adecuada.
El primer intento de operar a Federico no resultó. El pequeño no pudo superar la evaluación médica integral que se realiza a todos los pacientes para determinar si están saludables para hacer frente a una cirugía.
Seis meses más tarde fue otra la historia, en parte gracias al permanente apoyo de los voluntarios de Operación Sonrisa Paraguay. El bebé fue operado de su labio hendido para algarabía de sus padres.
Unos meses después, tras superar un caso de anemia, Federico volvió a ser agendado para cirugía, esta vez de su paladar hendido.
A lo largo de todo el proceso, Andrea y Gustavo contaron con el respaldo de Operation Smile, que seguirá presente hasta la adolescencia de Federico.