Decepcionada pero sin rendirse, Mariana nunca cedió en la búsqueda de atención para su hija Ramata a pesar de sus recursos limitados. Mariana se gana la vida llevando contenedores de agua y recogiendo leña para sus vecinos. Cuando conoció a un voluntario no médico de Operation Smile Ghana que estaba llevando a cabo una campaña de concientización de hendiduras faciales en Assin Praso, la vida de la familia cambió para siempre.
Al principio, Mariana no creía que las cirugías que Ramata necesitaba serían gratuitas, pero luego llamó a Clement Ofosuhemeng, el coordinador de pacientes de Operation Smile Ghana, para obtener más información sobre la organización y su trabajo. El le aseguró que no habría ningún costo por los procedimientos necesarios para reparar la condición de hendidura facial de Ramata y que Operation Smile proporcionaría un autobús para acercar a los pacientes del área de Assin Praso (sur) a la próxima misión médica en Cape Coast.
Después de que Mariana y Ramata hicieron el viaje de tres horas a Cape Coast para la misión médica de Operation Smile, inesperadamente, y por sexta vez, un obstáculo se interpuso en la asistencia a Ramata. Había pasado su evaluación integral de salud y fue aprobada para cirugía de labio hendido pero contrajo malaria.

Fotografía: Margherita Mirabella.
Afortunadamente, Ramata sobrevivió a la infección de malaria y volvió a tener buena salud mientras ella y su madre esperaban con ansias la próxima misión médica de Operation Smile en la ciudad oriental de Ho. Sería aquí donde recibiría la cirugía segura que había resultado tan difícil de alcanzar.
En los meses previos a la misión médica de Ho, Ramata comenzó a asistir al jardín de niños e inmediatamente desarrolló una afinidad por la escuela y el aprendizaje. También experimentó la intimidación por parte de algunos de sus compañeros de clase, mientras que otros la miraban fijamente y no se le acercaban. Las burlas y el aislamiento la hicieron llorar.

Fotografía: Margherita Mirabella.
Mariana también sufrió dificultades sociales después del nacimiento de Ramata. Su familia le ofreció poco apoyo emocional, si es que lo recibió, y se convirtió en blanco de insultos y de la acusación de algunos de sus vecinos por haber dado a luz a una niña con una condición de hendidura facial. Si bien estas palabras enfurecieron a Mariana, también afirmaron su resolución de encontrar una solución quirúrgica para su hija: darle la oportunidad de seguir una educación sin que sufriera el trato cruel de sus compañeros.
Una vez más, Ramata y Mariana abordaron el autobús de Operation Smile e hicieron el viaje de 10 horas desde Assin Praso a Ho. Ahí Ramata, fue autorizada para cirugía después de una evaluación integral de salud y esta vez llegó a la sala de operaciones sin más complicaciones.

Fotografía: Margherita Mirabella.
Cuando Mariana vio a Ramata por primera vez después de la cirugía, se alegró por el hecho de que su hija se parecería a todos los demás niños de su comunidad.
Mariana se alegró por la atención y los cuidados que recibió su hija durante las misiones y se sorprendió por el amor y la atención que los voluntarios mostraron a los pacientes y a sus familias.
Ella dijo que estaba feliz de compartir la historia de Ramata con todas las personas que conoce y que le diría a otras madres en su comunidad que dan a luz a niños con condiciones de hendidura facial sobre el trabajo de Operation Smile en Ghana.
Esto para que puedan evitar la angustia y la frustración que experimentó ella al buscar exhaustivamente atención quirúrgica segura para su hija.
Finalmente, Ramata comenzó su viaje hacia la curación. Regresó a Ho dos veces durante el año siguiente para ser operada por su paladar hendido.

Ramata, de cuatro años. Fotografía: Margherita Mirabella.
En 2019, Operation Smile regresó a la casa de Ramata en Assin Praso para ver cómo había mejorado la vida de Mariana y Ramata.
Desde que recibió su última cirugía de paladar hendido en 2016, Ramata se ha convertido en una niña extrovertida llena de energía y que disfruta jugar con su nuevo grupo de amigos del vecindario.

Ramata, de ocho años, posa para una foto con amigos de su pueblo. Fotografía: Zute Lightfoot.
Ya no está sujeta al hostigamiento y las burlas dañinas de algunos de sus compañeros, Ramata prospera en la escuela y en la vida.
Hoy es una estudiante segura y sobresaliente a la que le encanta aprender y, a menudo, es la primera estudiante en levantar la mano en la clase cuando la maestra hace una pregunta.

Fotografía: Zute Lightfoot.
Si bien el viaje para encontrar atención para Ramata fue desafiante y lleno de obstáculos imprevistos, el amor que Mariana siente por su hija nunca le permitió perder la esperanza.
Y hoy, ese amor solo continúa profundizándose mientras Mariana observa a Ramata convertirse en una joven entusiasta, trabajadora y alegre con un corazón hermoso y una preciosa sonrisa.
