Andrea, una madre que ha experimentado el dolor insoportable de perder a dos hijos, viajó a Lima con la única intención de buscar una solución para tratar el labio hendido de Kyungmin.
Ocho años antes, Andrea había perdido a su primer hijo por problemas bronquiales 10 días después de dar a luz. Tres años después del trágico fallecimiento de su hijo, Andrea conoció, se enamoró y se casó con su ahora esposo, Santos. Estaban muy felices de formar una familia junto con su primer hijo, al que llamaron Nelson.
Pero la alegría de Santos y Andrea rápidamente se convirtió en preocupación y angustia después de ver el labio hendido de Nelson. Debido a su hendidura facial, Nelson tuvo semanas muy difíciles para lactar. Y los temores de Andrea y Santos se agudizaron al ver que la salud de su bebé seguía deteriorándose.
En un esfuerzo por salvar la vida de su hijo, Santos y Andrea recurrieron a la compra de leche de fórmula, lo que supuso una gran carga financiera para la familia. Gracias a su sacrificio, Nelson comenzó a mejorar y fortalecerse. Pero Andrea poco se conformó con la pequeña victoria porque sabía que si no recibía la atención médica que necesitaba, Nelson seguiría enfrentando más obstáculos y soportando más dolor.[/vc_column_text][vc_column_text]Decidida a ayudar a su hijo, Andrea viajó con Nelson por varias horas hacia lo que esperaba fuera una solución. Cuando llegaron, una mujer —que Andrea creía que era cirujana—, practicó las cirugías de labio hendido de Nelson y Andrea sin anestesia y sin suficiente formación médica.
Debido a las condiciones de trabajo inseguras y la atención quirúrgica inadecuada, la operación de Andrea no tuvo éxito y los resultados se revirtieron unos días después de regresar a casa.
Fotografía: Margherita Mirabella.
Un año después, la tragedia volvió a golpear a Andrea y a Santos. Con solo cuatro años, su adorado Nelson falleció.
Confrontar el sufrimiento de perder a Nelson fue una sobrecarga para la familia. Para Andrea, la pérdida de un segundo hijo fue devastadora. Pero no soportó el dolor sola. Andrea todavía contaba con un esposo y una hija que la amaban y le daban fuerza en ese difícil momento. Cuando Andrea quedó embarazada de Kyungmin, ella y Santos rebosaron de alegría. Aunque aún se recuperaban de la pérdida de su hijo, ambos estaban felices de dar la bienvenida a otro niño a la familia.
Pero el día que nació Kyungmin, la fortaleza de Andrea y Santos se puso a prueba de nuevo al ver el labio hendido de su hijo.
Kyungmin, de dos meses, el día de la evaluación en la brigada médica de Operation Smile Perú 2019. Foto: Margherita Mirabella.
Devastada por la noticia, Andrea no pudo evitar pensar en Nelson. Santos y Andrea, que ya habían perdido a un niño con hendidura facial, temían que Kyungmin también tuviera dificultades para lactar y les preocupaba cómo pagar la leche de fórmula por segunda vez.
Afortunadamente, Kyungmin no tuvo problemas para lactar. Pero el alivio de Andrea de ver a su bebé alimentarse pronto se vio ensombrecido por la dura realidad de lo que es vivir con una hendidura facial no reparada y cómo puede afectar la vida cotidiana de una persona. Andrea era la segunda hija mayor de nueve hijos y vivía en la remota región de La Libertad. Ya que no había otras familias u hogares en las cercanías, sus hermanos eran los únicos amigos que tenía.
Aunque estar aislada en su hogar le permitió evitar las burlas y la estigmatización perjudiciales que enfrentan muchos niños con hendiduras faciales, también impidió que Andrea asistiera a la escuela. La falta de conocimiento de una posible solución para Kyungmin hizo que Andrea se sintiera ansiosa por el futuro de su hijo. Pero esas incertidumbres empezaron a desvanecerse con la ayuda de su hermano menor, Juan Carlos.
Un día, mientras leía el periódico, Juan Carlos vio el anuncio de una próxima misión médica de Operation Smile Perú. El artículo decía que habría atención quirúrgica gratuita en el emplazamiento de la misión y animaba a las familias a llevar a sus bebés y niños que tuvieran hendiduras faciales. Como nunca había oído hablar de la organización —y recordando el intento anterior de su hermana al buscar ayuda para Nelson—, Juan Carlos debía asegurarse de que la oportunidad del procedimiento que había encontrado fuera seguro y real antes de contactar a su hermana.
Después de indagar sobre la organización y hablar con un doctor de una clínica cercana, Juan Carlos se convenció de que Operation Smile Perú era la solución que Andrea había buscado durante años.
Tras finalizar el viaje de 30 horas desde su casa, Andrea, Kyungmin, Santos, Juan Carlos y su hija, Liz, llegaron a la brigada médica de Operation Smile Perú en Lima con una esperanza firme en sus mentes: conseguirle a Kyungmin la cirugía que le cambiaría la vida.
Andrea y Kyungmin, izquierda, Santos y su hija Liz, derecha, y Juan Carlos posan para una foto el día de la evaluación. Foto: Margherita Mirabella.
Después de una completa evaluación médica, los voluntarios médicos determinaron que Kyungmin, además de mostrar síntomas de problemas bronquiales, era demasiado pequeño para someterse a una cirugía segura. Decirles a familias como la de Andrea que su hijo no puede someterse a la cirugía puede ser una conversación difícil y dolorosa. Pero con la implementación de los estándares globales de atención médica de Operation Smile, la organización prioriza la seguridad del paciente en cada misión.
Cuando le dijeron a la familia de Andrea que Kyungmin debía ser un poco más grande antes de someterse a la cirugía, parecía que todos los esfuerzos y sacrificios que habían hecho para llevarlo a Lima habían sido en vano.
Pero antes de que Andrea y su familia se fueran, los voluntarios médicos les demostraron que aún había esperanzas de algo más. Aparte de tratar la enfermedad de Kyungmin, el equipo de voluntarios dijo que repararían el labio hendido de Andrea.
Antes de la brigada médica en Lima, Andrea pensaba que Operation Smile Perú solo operaba a bebés y niños pequeños con hendiduras faciales. Darse cuenta de que su labio hendido, algo con lo que había vivido durante 38 años, podía repararse en tan poco como 45 minutos era impactante y difícil de creer.
Pero al mirarse al espejo después de haber pasado por la evaluación médica y haber sido operada, Andrea vio la nueva y hermosa sonrisa que tendría por el resto de su vida.
La coordinadora clínica Linda Highfield de Estados Unidos sostiene un espejo para que Andrea vea su nueva sonrisa tras su cirugía de reparación de labio hendido. Foto: Margherita Mirabella.